miércoles, 27 de noviembre de 2013

Comentario: A Enfatizar la Lectura

por Zahiryn Y. Vélez Hernández
            
            Hace años, cuando cursaba el tercer grado y en las horas libres me sentaba a leer un libro por puro gusto, los demás me observaban de soslayo, con curiosidad y confusión. Seguro cuestionaban mi sanidad. ¿Horas libres en la biblioteca? ¿Leyendo? ¡Absurdo! Pero a mí, tan testaruda y silente desde entonces, me daba igual. Como dijo Neruda: "Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras".


          Me parece inaudito que en una biblioteca se usen más las computadoras que los libros; es como ir a la playa con abrigo. Y no, no tengo nada en contra de la tecnología. Yo siempre me la paso tras el teclado. Pero los libros, ¡lector! En los libros hay algo mágico. Y no me preocupa tanto que las bibliotecas estén llenas de ordenadores; me preocupa que instemos a lo sencillo, a cultivar una sociedad acostumbrada a la gratificación inmediata y a recibirlo todo en bandeja de plata.

             Lo que me asusta es que se deje de leer.

      Porque amo leer, pero sé—y lo he sabido desde pequeña—que muchos de mis contemporáneos no comparten mi parecer. El por qué se me escapa, incluso hoy en día. Para mí, después de todo, leer es volar a nuevos mundos. Leer es viajar. 

             Claro, yo no soy la única con tales pasiones. En realidad, son muchos los lectores de mi generación. Conozco a tantos, que leen tres veces lo que yo leo. Que han leído los clásicos y los nuevos. El resto, supongo, prefiriere bailar. O pintar. O algún otro tipo de pasatiempo.

             Para mí, leer significa diversión. Pero para mi mejor amiga, por ejemplo, significa una tediosa tarea. Como dije anteriormente, no sé por qué. Siempre pensare que leer es volar. Y los humanos sueñan con volar, ¿no? Con ir más allá del espacio, de los límites impuestos por nuestra humanidad. ¿Por qué no lo hacen, entonces? ¿El arriesgarse a volar? Lo pueden lograr con abrir un libro—del tema que prefieran—y atreverse a soñar. Para mí, leer significa diversión…
          Ah. Quizás el por qué no se me escapa,  y llega como un pensamiento que se vislumbra poco a poco. No lograremos que nuestros niños y jóvenes amen la lectura si se la imponemos como tarea. Los pasatiempos son pasatiempos porque nos gustan. Los que leen, leen porque aman leer. Claro que estamos al tanto de los beneficios, pero la pasión va más allá de la necesidad de aumentar nuestro vocabulario. A nuestros niños y jóvenes, a esos que están creciendo ahora… Instémoslos a leer, pero hagámoslo con conciencia.
           A veces los clásicos deben ser leídos después.  A veces no debe ser leídos si no quieren ser leídos. A veces—para que en el futuro amen leer—debemos darle la oportunidad de que seleccionen. De la misma manera que seleccionen el baile que quieren bailar y el dibujo que quieren pintar, que escojan el boleto del país que a través de páginas y letras quieren visitar.
          Quizás, entonces,  los estantes vuelvan a ser visitados en las bibliotecas.

          Reportaje: Bibliotecas - ¿recursos olvidados o en evolución?

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