miércoles, 27 de noviembre de 2013

Casa Isabelina del Libro

por Zahiryn Y. Vélez Hernández


Todos los libros en la Casa Isabelina del Libro le
pertenecen a Villanueva (Foto: Z. Vélez).
         Con el Centro Cibernético de la Universidad Interamericana cerrado hasta nuevo aviso, los estudiantes de Isabela se encontraron en la necesidad de buscar sus fuentes bibliográficas en otros sitios.

          Por suerte para ellos, Eduardo Villanueva Muñoz es un abogado que ama los libros y la lectura. Desde joven, poco a poco, comenzó a coleccionarlos. 

           "En algún momento reconocí que tenía mi casa llena de libros y nadie los estaba usando, excepto yo". Fue entonces que decidió fundar la Casa Isabelina del Libro, un recurso libre de costo a la disposición de los estudiantes y sus padres. "No quería morir y que se quedaran ahí, perdidos, como ha pasado con muchas colecciones privadas".

          "Gracias al recurso logre conseguir un libro que necesitaba para un trabajo final de la universidad", comentó Marangelie Vélez, quien cursa su primer año en la Universidad de Puerto Rico en Aguadilla (UPRAG). "No lo había conseguido en ningún otro sitio, pero ahí estaba".

         Para utilizar el recurso solo hay que contactar con Villanueva y pedir una cita. El numero de teléfono es: (787) 872 - 2488.



Comentario: A Enfatizar la Lectura

por Zahiryn Y. Vélez Hernández
            
            Hace años, cuando cursaba el tercer grado y en las horas libres me sentaba a leer un libro por puro gusto, los demás me observaban de soslayo, con curiosidad y confusión. Seguro cuestionaban mi sanidad. ¿Horas libres en la biblioteca? ¿Leyendo? ¡Absurdo! Pero a mí, tan testaruda y silente desde entonces, me daba igual. Como dijo Neruda: "Todo lo que usted quiera, sí señor, pero son las palabras las que cantan, las que suben y bajan... Me prosterno ante ellas... Las amo, las adhiero, las persigo, las muerdo, las derrito... Amo tanto las palabras".


          Me parece inaudito que en una biblioteca se usen más las computadoras que los libros; es como ir a la playa con abrigo. Y no, no tengo nada en contra de la tecnología. Yo siempre me la paso tras el teclado. Pero los libros, ¡lector! En los libros hay algo mágico. Y no me preocupa tanto que las bibliotecas estén llenas de ordenadores; me preocupa que instemos a lo sencillo, a cultivar una sociedad acostumbrada a la gratificación inmediata y a recibirlo todo en bandeja de plata.

             Lo que me asusta es que se deje de leer.

      Porque amo leer, pero sé—y lo he sabido desde pequeña—que muchos de mis contemporáneos no comparten mi parecer. El por qué se me escapa, incluso hoy en día. Para mí, después de todo, leer es volar a nuevos mundos. Leer es viajar. 

             Claro, yo no soy la única con tales pasiones. En realidad, son muchos los lectores de mi generación. Conozco a tantos, que leen tres veces lo que yo leo. Que han leído los clásicos y los nuevos. El resto, supongo, prefiriere bailar. O pintar. O algún otro tipo de pasatiempo.

             Para mí, leer significa diversión. Pero para mi mejor amiga, por ejemplo, significa una tediosa tarea. Como dije anteriormente, no sé por qué. Siempre pensare que leer es volar. Y los humanos sueñan con volar, ¿no? Con ir más allá del espacio, de los límites impuestos por nuestra humanidad. ¿Por qué no lo hacen, entonces? ¿El arriesgarse a volar? Lo pueden lograr con abrir un libro—del tema que prefieran—y atreverse a soñar. Para mí, leer significa diversión…
          Ah. Quizás el por qué no se me escapa,  y llega como un pensamiento que se vislumbra poco a poco. No lograremos que nuestros niños y jóvenes amen la lectura si se la imponemos como tarea. Los pasatiempos son pasatiempos porque nos gustan. Los que leen, leen porque aman leer. Claro que estamos al tanto de los beneficios, pero la pasión va más allá de la necesidad de aumentar nuestro vocabulario. A nuestros niños y jóvenes, a esos que están creciendo ahora… Instémoslos a leer, pero hagámoslo con conciencia.
           A veces los clásicos deben ser leídos después.  A veces no debe ser leídos si no quieren ser leídos. A veces—para que en el futuro amen leer—debemos darle la oportunidad de que seleccionen. De la misma manera que seleccionen el baile que quieren bailar y el dibujo que quieren pintar, que escojan el boleto del país que a través de páginas y letras quieren visitar.
          Quizás, entonces,  los estantes vuelvan a ser visitados en las bibliotecas.

          Reportaje: Bibliotecas - ¿recursos olvidados o en evolución?

martes, 26 de noviembre de 2013

Bibliotecas: ¿recursos olvidados o en evolución?

Ante las nuevas tecnologías, las bibliotecas escolares y académicas se ven obligadas a adaptarse a las exigencias de sus usuarios. 

por Zahiryn Y. Vélez Hernández

Prólogo

Pocos lo saben, es un secreto muy bien guardado, pero al entrar por sus puertas se accede a una máquina del tiempo que todos tenemos a nuestra disposición. Entre sus estantes se consiguen boletos al fondo del mar, al centro de la tierra y al espacio sideral. En la mayoría de los casos, ¡ni siquiera hay que pagar! ¿Qué es? El diccionario dice que es una “institución cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y documentos”. ¿Qué es? Una biblioteca.

Los libros en las secciones de circulación pueden ser
tomados prestados (Foto: Z. Vélez).
Para la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), son “componentes fundamentales de cualquier estrategia encaminada a mejorar el acceso a la información, tanto para el público en general como para los grupos especializados”. Su Manifiesto sobre la Biblioteca Pública, aprobado en 1994, las describe como “fuerza viva de educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y los valores espirituales en la mente del ser humano”.

De forma similar, el Manifiesto sobre la Biblioteca Escolar, aprobado en 1999, definió las funciones de estas: “Ayudar a los estudiantes a adquirir herramientas de aprendizaje y asimilar contenidos educativos que les sirvan para desarrollar plenamente sus capacidades, seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida y tomar decisiones con conocimiento de causa”.

            Presione aquí para leer el Manifiesto sobre la Biblioteca Publica. 
Presione aquí para leer el Manifiesto sobre la Biblioteca Escolar.

            En Puerto Rico, el Programa de Servicios Bibliotecarios y de Información, del Departamento de Educación (DE), se encarga de garantizar el libre acceso a la información. “De esta forma”, explican en su misión, “el estudiante utilizará las ideas y la información de una manera efectiva, considerando los valores éticos y estéticos de la sociedad”. 

Pero ante el advenimiento de la tecnología, ¿las bibliotecas siguen siendo utilizadas? 
          
            Capítulo 1: Un Pequeño Rincón 

             El lugar es pequeño, pero colorido. A las ocho de la mañana, con los niños entrando a sus salones, la biblioteca escolar de la escuela S.U. José A. Vargas, de Isabela, permanecía en silencio.

Rodríguez ha trabajado durante
cinco años en la biblioteca de
José A. Vargas (Foto: Z. Vélez).
 A juzgar por sus portadas, entre los libros más leídos se encuentran Harry Potter y Las Crónicas de Narnia, aun librando un duelo de magia y fantasía para ver cuál se corona el favorito. Por su parte, los libros académicos—las enciclopedias y diccionarios, por ejemplo—no parecen ser ojeados con el mismo fervor. Incluso, en algunos casos, una leve capa de polvo los decora. Se ven tristes, ignorados, sin utilidad.

“Los estudiantes utilizan más lo recursos digitales”, explicó la bibliotecaria, Salustina Rodríguez Toledo, quien lleva 20 años ejerciendo. “Utilizan más el Internet”. Sin embargo, dijo que el cambio no la abruma, lo considera natural. Evolución. Entiende que, con libros o sin libros, el bibliotecario está ahí para “ayudar a los estudiantes y a los padres a conseguir la información que buscan”. 

"El desuso no esta en la biblioteca", afirmó, "sino, quizás, en los libros".





Con el pasar de las horas, los niños y niñas llenaron el espacio. El silencio se remplazó por una mezcla de murmullos y risas. “A veces solo vienen a hablar”, comentó Rodríguez. Sin importar la razón de las visitas, ella se encarga de atenderlos: Si necesitan imprimir algún trabajo, o no logran conseguir lo que buscan, los ayuda. De igual forma atiende a los padres.

La biblioteca cuenta con varias computadoras, conectadas al
Internet, que pueden ser utilizadas por los estudiantes
y sus padres (Foto: Z. Vélez).
“Me gusta hacer las asignaciones aquí”, dijo uno de los niños, de tercer grado. “Hay aire y sillas y mesas y es cómodo”.

¿Qué libro prefieren?

"¡Peter Pan!" exclamó el niño, mientras su compañero, sonriente, enseñaba un Atlas.

A pesar del aparente interés, Rodríguez añadió que, a grandes rasgos, la lectura a caído en desuso entre los niños que frecuentan la biblioteca. “Si a nivel del hogar no se desarrolla, es muy difícil conseguir que los estudiantes desarrollen un hábito de lectura aquí”. 

Clásicos de la literatura infantil, según www.goodreads.com (Gráfica: Z. Vélez).
Capítulo 2: Entre Libros y Bases de Datos

            En la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), el ambiente es diferente. La biblioteca es diferente. No había niños sentados en las mesas, pero el bullicio, sorprendentemente, era mayor. 

El director de la biblioteca, Robert Rosado, numeró la cantidad de recursos, tanto impresos como digitales, que se le ofrecen al estudiantado. Entre los impresos, tienen más de 77,000 títulos. Además, poseen revistas, colecciones especiales y periódicos.

            "Los recursos impresos se utilizan", indicó Rosado, "pero la balanza se inclina un poquito más hacia al área de tecnología, los recursos digitales, la búsqueda en las bases de datos..." Los estudiantes—en su mayoría, entiendeprefieren el acceso fácil a la información. Lo de rebuscar entre miles de libros por el dato que desean parece no llamarles la atención.




            Sin embargo, Rosado insistió que el formato impreso—el papel—aún tiene valor. "Tiene vida útil", exclamó, con cierto brillo en sus ojos. "Más que nada, no pone en desuso la biblioteca. Se puede conseguir mucha información, pero el saber donde conseguir esa información, cual es la información de autoridad, cual es la información que realmente es más apropiada para tu investigación... esos son conocimientos que tienen los bibliotecarios".

Entiende que es imperativo, no obstante, estar al día con las nuevas tecnologías. "El bibliotecario, con la tecnología, ha salido de las cuatro paredes. Hemos ido adaptándonos a esos cambios, para estar ahí, a la vanguardia y realmente satisfacer las necesidades de los usuarios que son tan variadas". 





Capítulo 3: Los Lectores

Al describir al estudiantado que hace uso de la biblioteca, Rosado se mostró esperanzado. Pero, ¿y qué dicen ellos? 

“La utilizó para hacer mis trabajos”, comentó Melissa Vázquez, del Departamento de Enfermería, “porque me puedo concentrar mejor y así no pierdo el tiempo, como lo haría en mi hospedaje”.

Las bases de datos resultaron ser uno de los recursos más
usados por los estudiantes (Foto: Z. Vélez).
“A menudo vengo a la biblioteca para hacer trabajos de la Universidad”, expresó Michael Hernández. “Al hacer investigaciones, uso las bases de datos”.

“Yo utilizo la biblioteca para la impresión de documentos”, dijo Ivelisse Jiménez, del Departamento de Comunicación Tele-Radial.
 
“Me gusta utilizar las referencias y los libros”, dijo Isaac Rosado. “Hay muchos artículos y lecturas de interés. Vale la pena estudiarlas”.

“Para dormir”, exclamó entre risas Bethmarie Figueroa, de primer año. “Hay aire acondicionado, así que busco una esquina en silencio y descanso un rato”.

Por su parte, Adrienne Cruz, quien estudia literatura, indicó que no utiliza la biblioteca con regularidad, a menos que "me lo pidan para alguna clase". 





Epílogo

¿En desuso? No. Pero el uso ha cambiado. Para bien o para mal, esa definición, la que dicta que la biblioteca es el hogar de los libros, se queda corta. Entre los estantales se abren paso los escritorios y los ordenadores; se presenta todo un nuevo mundo de información que esta generación, a grandes rasgos, parece preferir.

"La información", explicó Thomas Warner, quien cursa su segundo año y estudia ingeniería mecánica en la Universidad de Puerto Rico en Mayagüez. "No importa si esta en libros o en computadoras, la información es lo que importa. Y esa información todavía la consigo en la biblioteca. Por eso la utilizo".

Noticia Relacionada: Casa Isabelina del Libro
Comentario: A Enfatizar la Lectura
Galería de Fotos: Biblioteca Pública de Arecibo