Ante las nuevas tecnologías, las bibliotecas escolares y académicas se ven obligadas a adaptarse a las exigencias de sus usuarios.
por Zahiryn Y. Vélez Hernández
Pocos lo saben,
es un secreto muy bien guardado, pero al entrar por sus puertas se accede a una
máquina del tiempo que todos tenemos a nuestra disposición. Entre sus
estantes se consiguen boletos al fondo del mar, al centro de la tierra y al
espacio sideral. En la mayoría de los casos, ¡ni siquiera hay que pagar! ¿Qué es? El diccionario dice que es una “institución cuya finalidad
consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de libros y
documentos”. ¿Qué es? Una biblioteca.
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Los libros en las secciones de circulación pueden ser tomados prestados (Foto: Z. Vélez). |
Para la Organización
de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), son “componentes
fundamentales de cualquier estrategia encaminada a mejorar el acceso a la
información, tanto para el público en general como para los grupos
especializados”. Su Manifiesto sobre la
Biblioteca Pública, aprobado en 1994, las describe como “fuerza viva de
educación, cultura e información y como agente esencial de fomento de la paz y
los valores espirituales en la mente del ser humano”.
De
forma similar, el Manifiesto sobre la Biblioteca Escolar, aprobado en 1999, definió
las funciones de estas: “Ayudar a los estudiantes a adquirir herramientas de
aprendizaje y asimilar contenidos educativos que les sirvan para desarrollar
plenamente sus capacidades, seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida y
tomar decisiones con conocimiento de causa”.
Presione aquí para leer el Manifiesto sobre la Biblioteca Publica.
Presione aquí para leer el Manifiesto sobre la Biblioteca Escolar.
En
Puerto Rico, el Programa de Servicios Bibliotecarios y de Información, del
Departamento de Educación (DE), se encarga de garantizar el libre acceso a la información.
“De esta forma”, explican en su misión, “el estudiante utilizará las ideas y la
información de una manera efectiva, considerando los valores éticos y estéticos
de la sociedad”.
Pero
ante el advenimiento de la tecnología, ¿las bibliotecas siguen siendo utilizadas?
Capítulo 1: Un Pequeño Rincón
El lugar es pequeño, pero colorido.
A las ocho de la mañana, con los niños entrando a sus salones, la biblioteca
escolar de la escuela S.U. José A. Vargas, de Isabela, permanecía en silencio.
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Rodríguez ha trabajado durante cinco años en la biblioteca de José A. Vargas (Foto: Z. Vélez). |
A
juzgar por sus portadas, entre los libros más leídos se encuentran Harry Potter
y Las Crónicas de Narnia, aun librando un duelo de magia y fantasía para ver
cuál se corona el favorito. Por su parte, los libros académicos—las enciclopedias
y diccionarios, por ejemplo—no parecen ser ojeados con el mismo fervor.
Incluso, en algunos casos, una leve capa de polvo los decora. Se ven tristes, ignorados, sin utilidad.
“Los
estudiantes utilizan más lo recursos digitales”, explicó la bibliotecaria, Salustina
Rodríguez Toledo, quien lleva 20 años ejerciendo. “Utilizan más el Internet”. Sin embargo, dijo que el cambio no la
abruma, lo considera natural. Evolución. Entiende que, con libros o sin libros,
el bibliotecario está ahí para “ayudar a los estudiantes y a los padres a
conseguir la información que buscan”.
"El desuso no esta en la biblioteca", afirmó, "sino, quizás, en los libros".
Con
el pasar de las horas, los niños y niñas llenaron el espacio. El silencio se remplazó por una mezcla de murmullos y risas. “A veces solo vienen a hablar”,
comentó Rodríguez. Sin importar la razón de las visitas, ella se encarga de
atenderlos: Si necesitan imprimir algún trabajo, o no logran conseguir lo que
buscan, los ayuda. De igual forma atiende a los padres.
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La biblioteca cuenta con varias computadoras, conectadas al Internet, que pueden ser utilizadas por los estudiantes y sus padres (Foto: Z. Vélez). |
“Me
gusta hacer las asignaciones aquí”, dijo uno de los niños, de tercer grado. “Hay
aire y sillas y mesas y es cómodo”.
¿Qué libro prefieren?
"¡Peter Pan!" exclamó el niño, mientras su compañero, sonriente, enseñaba un Atlas.
A pesar del aparente interés, Rodríguez
añadió que, a grandes rasgos, la lectura a caído en desuso entre los niños que
frecuentan la biblioteca. “Si a nivel del hogar no
se desarrolla, es muy difícil conseguir que los estudiantes desarrollen
un hábito de lectura aquí”.
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Clásicos de la literatura infantil, según www.goodreads.com (Gráfica: Z. Vélez). |
Capítulo 2: Entre Libros y Bases de Datos
En la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA), el ambiente es diferente. La biblioteca es diferente. No había niños sentados en las mesas, pero el bullicio, sorprendentemente, era mayor.
El director de la biblioteca, Robert Rosado, numeró la cantidad de recursos, tanto impresos como digitales, que se le ofrecen al estudiantado. Entre los impresos, tienen más de 77,000 títulos. Además, poseen revistas, colecciones especiales y periódicos.
"Los recursos impresos se utilizan", indicó Rosado, "pero la balanza se inclina un poquito más hacia al área de tecnología, los recursos digitales, la búsqueda en las bases de datos..." Los estudiantes—en su mayoría, entiende—prefieren el acceso fácil a la información. Lo de rebuscar entre miles de libros por el dato que desean parece no llamarles la atención.
Sin embargo, Rosado insistió que el formato
impreso—el papel—aún tiene valor. "Tiene vida útil", exclamó, con cierto brillo en sus ojos. "Más que nada, no pone en desuso la biblioteca. Se
puede conseguir mucha información, pero
el saber donde conseguir esa información, cual es
la información de autoridad, cual es la información que
realmente es más apropiada para tu investigación... esos son conocimientos que tienen los
bibliotecarios".
Entiende que es imperativo, no obstante, estar al día con las nuevas tecnologías. "El bibliotecario, con la tecnología, ha salido de las cuatro paredes. Hemos ido adaptándonos a esos cambios, para estar ahí, a la vanguardia y realmente satisfacer las necesidades de los usuarios que son tan variadas".
Capítulo 3: Los Lectores
Al describir al
estudiantado que hace uso de la biblioteca, Rosado se mostró esperanzado. Pero,
¿y qué dicen ellos?
“La utilizó para
hacer mis trabajos”, comentó Melissa Vázquez, del Departamento de Enfermería, “porque
me puedo concentrar mejor y así no pierdo el tiempo, como lo haría en mi
hospedaje”.
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Las bases de datos resultaron ser uno de los recursos más usados por los estudiantes (Foto: Z. Vélez). |
“A menudo vengo a
la biblioteca para hacer trabajos de la Universidad”, expresó Michael Hernández.
“Al hacer investigaciones, uso las bases de datos”.
“Yo utilizo la
biblioteca para la impresión de documentos”, dijo Ivelisse Jiménez, del
Departamento de Comunicación Tele-Radial.
“Me gusta utilizar las
referencias y los libros”, dijo Isaac Rosado. “Hay muchos artículos y lecturas de
interés. Vale la pena estudiarlas”.
“Para dormir”,
exclamó entre risas Bethmarie Figueroa, de primer año. “Hay aire acondicionado,
así que busco una esquina en silencio y descanso un rato”.
Por su parte, Adrienne Cruz, quien estudia literatura, indicó que no utiliza la biblioteca con regularidad, a menos que "me lo pidan para alguna clase".
Epílogo
¿En
desuso? No. Pero el uso ha cambiado. Para bien o para mal, esa definición, la
que dicta que la biblioteca es el hogar de los libros, se queda corta. Entre
los estantales se abren paso los escritorios y los ordenadores; se presenta
todo un nuevo mundo de información que esta generación, a grandes rasgos,
parece preferir.